Los argumentos son razonamientos de carácter lógico que están conformados por premisas y conclusiones, y que se emplean para poder demostrar o refutar una idea, así como para poder justificar un punto de vista o tratar, de alguna manera, de persuadir al receptor del mensaje.
Cuando hablamos de argumentos estamos hablando de recursos literarios, aunque en este caso son diferentes a otros ya tratados con anterioridad como el polisíndeton, la aliteración o la hipérbole.
Para hablar de los argumentos con premisas y conclusiones, es necesario conocer ambas partes de los mismos, que son las siguientes:
Premisas
Las premisas son aquellas proposiciones iniciales que son parte de un argumento, a partir de las cuáles es posible llegar a alcanzar una conclusión. Esta debe ser, en todo caso, ser desprendida o inferida a partir de dichas premisas, recurriendo para ello a un procedimiento inductivo o deductivo, que sea lógico y válido.
De esta forma, se puede indicar que las premisas son el punto de partida de un razonamiento, que busca justificar, demostrar o refutar algo, y a partir de las mismas se inicia la labor deductiva o inductiva. Un mismo argumento puede tener una o varias premisas, ya que son proposiciones que se encargan de negar o afirmar algo, y que pueden ser tanto falsas como verdaderas.
No obstante, no es la veracidad de las premisas lo que indica si el razonamiento es o no válido, ya que premisas verdaderas pueden llevar a conclusiones falsas. El argumento o razonamiento y su validez dependen de que exista una relación correcta entre las conclusiones y las premisas, con independencia de su contenido.
Tipos de premisas
A la hora de hablar de premisas, podemos hablar principalmente de dos tipos, que son las siguientes:
- Premisa mayor. Se trata de una premisa que acostumbra a ser de tipo general, y en la cual se ubica el predicado de la conclusión final. Una proposición general es aquella que se refiere al total o conjunto de algunas cosas. Por ejemplo: «Todas las mujeres son mortales».
- Premisa menor. Es una premisa que acostumbra a ser de un tipo particular, y que contiene el sujeto de la conclusión. En este caso, se trata de una proposición particular que hace referencia a un sujeto o cosa en específico. Por ejemplo: «Laura es una mujer».
Asimismo, también es posible clasificarlas en función del tipo de argumento del que son parte, pudiendo así distinguir entre:
- Premisas de argumento deductivo. En estos argumentos se pasa de lo general a lo particular. Por ejemplo, de las premisas Las legumbres son ricas en proteínas y que las lentejas son legumbres, se puede llegar a la conclusión de que las «lentejas son ricas en proteínas».
- Premisas de argumento inductivo. En este tipo de argumentos se toma como referencia lo particular para llevar a cabo generalizaciones. Por ejemplo, si hay dos premisas que dicen Mi perro pierde pelo y El perro de Juan pierde pelo, se puede llegar a la conclusión de que «todos los perros pierden pelo».
Conclusiones
Por su parte, las conclusiones, como su propio nombre indican, es la parte de cierre de un estudio, una disertación o un argumento. A través de la conclusión se busca que las premisas y el propio desarrollo de un pensamiento lleven a poder establecer y determinar algo como válido, cierto o posible, siempre y de acuerdo a lo establecido o explorado con anterioridad.
En el campo de la investigación científica, la conclusión debe ser un descubrimiento o hallazgo que dé nueva información sobre algún tema; y en un ensayo teórico que se defienda la interpretación de un asunto. En lo que respecta a la lógica, por su parte, hablamos de conclusiones para referirnos a la premisa final de un razonamiento, y la validez de las mismas depende de las premisas previas. Una conclusión no se puede llegar a considerar que es válida si no hace que sean válidos los pasos previos hasta alcanzarla.
Cabe tener presente que las conclusiones no son opiniones, sugerencias ni resumen de lo dicho previamente. En su lugar, se trata de un argumento que, de forma lógica, derivando de las premisas evaluadas, después de haber pensado y evaluado todo lo expuesto.
Cada asunto, investigación o tema cuenta con unos métodos de análisis determinados, pero a pesar de ello es posible alcanzar conclusiones con respecto a ellos a través de un razonamiento. Para ello se deben seguir una serie de pasos que consisten en la evaluación de las premisas, elección de la información clave y la elección de una postura, para finalmente concluir con el envío del mensaje acerca del tema tratado.
Las características de un argumento sólido
Hay que tener que todos los argumentos no tienen esta estructura, es decir, que son argumentos con premisas y conclusiones, son sólidos. De acuerdo a la lógica, una rama de la filosofía, para que un argumento sea sólido deben ser unos razonamientos:
- Válidos. La conclusión debe consistir en una consecuencia lógica de las propias premisas.
- Verdaderos. En el caso de que las premisas sean verdaderas, la conclusión irá en consonancia y también lo será, y a su vez sucederá lo propio con el argumento.