Argumentos

Argumentos

Al hablar de recursos y del lenguaje literario, nos encontramos con elementos que deben conocerse como la aliteración, la sinécdoque y la paronomasia, entre otros, pero en este caso nos vamos a centrar en otros recursos literarios, como son los argumentos.

Los argumentos son razonamientos a través de los cuáles se trata de probar o demostrar aquello que se afirma o dice, estando sustentados en el modelo lógico del razonamiento, así como para tratar de convencer al receptor del mensaje de aquello que negamos o aseveramos.

La finalidad principal de los argumentos, tanto de forma oral como escrita, es la de tratar de persuadir al receptor para que se adhiera a un punto de vista determinado, o bien para que pueda convencerse de que una idea es falsa o verdadera.

Para que pueda resultar convincente, la argumentación debe ser sólida, coherente y sin contradicciones que puedan afectar de forma negativa a su credibilidad. Además, debe ser capaz de poder superar de forma exitosa a refutaciones y réplicas, sin tener puntos débiles.

Los argumentos son de gran utilidad para poder probar diferentes puntos de vista en investigaciones, debates, intercambios de ideas o para crear hipótesis que sirvan como explicación de determinados eventos o fenómenos. Sin embargo, también hacemos uso de los mismos en nuestra vida diaria, cada vez que defendemos nuestra opinión, pensamientos y decisiones, ya que en estos casos recurrimos al uso de diferentes tipos de argumentos.

Estructura de un argumento

Todo argumento está compuesto por dos elementos fundamentales, que son los siguientes:

  • Premisas. Las premisas son el punto desde el que parte el razonamiento lógico, ya que nos ofrecen esos elementos iniciales a partir de los cuáles es posible llegar a algo.
  • Conclusiones. Es la segunda parte del razonamiento, que depende directamente de la primera y a la que se llega a través de algún procedimiento lógico.

Por ejemplo, partiendo de las premisas «Todos los seres vivos son mortales» y «yo soy un ser vivo», podemos llegar a la conclusión, de que «yo soy mortal».

Estos elementos están organizados de la siguiente forma:

  • Afirmación. Es la premisa inicial dentro del argumento, es decir, aquello que se busca justificar o probar.
  • Razonamiento. En este elemento se establece el sustento formal o lógico, indicando el porqué de la afirmación realizada.
  • Evidencia. Es la evidencia que se aporta con la finalidad de tratar de demostrar o hacer que se pueda comprobar el razonamiento realizado.

Tipos de argumentos

En función del contenido y de sus propios procedimientos, nos podemos encontrar con diferentes tipos de argumentos que debes conocer.  Estos pueden ser muy numerosos, al no existir una única forma de argumentar, y algunos de ellos son los siguientes:

Argumentos deductivos

Son aquellos argumentos que parten de premisas seguras o probables y que hace que se puedan extraer conclusiones que seguramente son válidas, en este caso acudiendo desde lo general a lo particular. Es un argumento habitualmente utilizado en la lógica formal y las ciencias, aunque tiene limitaciones relacionadas con la veracidad de sus premisas.

Argumentos inductivos

Al contrario que los anteriores, en este caso estamos ante un tipo de argumento que llega a lo general a partir de algo específico. De esta manera el argumento inductivo se caracteriza por poseer más creatividad, lo que hace que al mismo tiempo sea menos certero y fiable que el deductivo, si bien es muy útil a la hora de hablar de la estadística y las ciencias actuariales.

Argumentos causales

Los argumentos causales son aquellos que tienen su inicio en la vinculación de un evento con otro, es decir, siguiendo las leyes de causa y efecto. De esta manera, se crea un vínculo que, en un principio se considera necesario, pero que podría realmente no serlo. Así pues, aunque una afirmación pueda recalcar que un acto ha tenido un efecto, no quiere decir que si se vuelve a dar ese acto, se vuelva a producir el mismo efecto, a pesar de que esa sea la base de la argumentación.

Argumentos abductivos

Si hablamos de argumentos abductivos nos encontramos con una argumentación en la que no se parte de premisas que son certeras, sino que, en su lugar, se optar por asumir dos premisas aisladas y se obtiene una conclusión probable, aunque esta no se puede verificar. De esta forma, se presuponen cosas que pueden ser tanto ciertas como falsas. Sin embargo, se trata de un tipo de argumentación muy utilizada, sobre todo en nuestro día a día, al hablar de situaciones de otras personas.

Argumentos por generalización

Los argumentos por generalización son aquellos que consisten en extender una propiedad a diferentes elementos tan solo por haberlo observado en unos pocos elementos dentro de un mismo conjunto. Esto se hace, por ejemplo, cuando se habla de que «todos los Tauro son respetuosos», tan solo por haber comprobado que algunos pocos nacidos bajo este signo zodiacal lo son.

Además de estos, existen otros tipos de argumentos, puesto que, tal y como hemos mencionado, existen múltiples formas de argumentar.

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