Cuando nos referimos a recursos literarios dentro de nuestro idioma, es habitual pensar en figuras como la sinestesia, el hipérbaton o la paronomasia, entre otros, pero también es necesario tener muy presentes a los argumentos. Estos son un tipo de discusión a los cuáles se recurre para tratar de demostrar que una cosa es verdadera, o bien para tratar de persuadir a otro de algo que se niega. Asimismo, puede ser una disputa mediante la que se consigue una conclusión, todo ello en base a una serie de ideas a través del razonamiento lógico. En este caso en particular nos vamos a centrar en hablarte de los argumentos cortos.
¿Qué son los argumentos cortos?
Los argumentos cortos son enunciados que pueden aparecer de forma oral u escrita que se emplean para tratar de justificar, demostrar o refutar una idea. Se encuentran en las argumentaciones, con la finalidad de sostener el punto de vista que tiene el autor.
Se diferencian de los argumentos extensos en que son más claros y concisos. Además, hacen posible que el receptor del mensaje pueda entender una idea de una forma más clara y con mayor rapidez. Este aspecto es fundamental en determinados usos del lenguaje, como ocurre en los textos argumentativos. En ellos se tiene la finalidad de persuadir al lector para que pueda comprender de una manera sencilla las ideas presentadas en el texto, y pueda estar en la línea de la postura presentada por el propio autor.
De igual forma, hay que recordar que los argumentos son razonamientos lógicos, ya que existe una relación válida, evidente y sólida entre sus proposiciones. En un argumento, nos encontramos con dos tipos de proposiciones, que son las siguientes:
- Premisas: Son aquellas que afirman o niegan algo, y que sirven como inicio del razonamiento. Por ejemplo, en la oración Mi abuelo se enfada cuando mis hermanos lo despiertan, por lo tanto, es probable que lo hayan despertado porque está enfadado, nos encontramos con dos premisas, que son, por un lado «Mi abuelo se enfada cuando mis hermanos lo despiertan« y, por otro «Mi abuelo está enfadado«.
- Conclusión: Es la proposición que deriva de las premisas. En este caso de ejemplo, la conclusión sería «Es probable que lo hayan despertado«.
Tipos de argumentos
Al hablar de argumentos cortos debemos saber diferenciar entre los diferentes tipos de argumentos existentes, que se diferencian en base a diferentes criterios:
Según el tipo de razonamiento
En función del contenido que posean las premisas y la conclusión, y la relación existente entre estos, nos podemos encontrar con los siguientes tipo de argumentos:
- Deductivos. El razonamiento parte en este caso de las premisas, que son generalizaciones, para alcanzar una conclusión, que se encarga de la explicación de un aspecto en concreto.
- Inductivos. Son razonamientos a partir de premisas que se refieren a casos particulares para alcanzar una conclusión, que se trata de una generalización.
- Abductivos. En este caso, el argumento nace de un razonamiento de premisas, los cuáles se refieren a hechos y que sirven para extraer una hipótesis, es decir, una conclusión sobre los mismos.
Según el grado de persuasión
La persuasión es la capacidad que puede tener una persona para convencer a otra, y en función del grado del mismo, podemos encontrarnos con:
- Argumentos pertinentes: Este tipo de argumentos se vinculan de manera directa con la idea a demostrar.
- Argumentos irrefutables: En este caso, la idea que se defiende es a través de proposiciones verdaderas, al hacer referencia a datos con evidencia científica.
- Argumentos válidos: Son argumentos que son sólidos, lógicos y verdaderos.
Según el objetivo
En función del objetivo que persigan, podemos encontrarnos con dos grandes grupos de argumentos:
- Argumentos lógicos: En estos casos la conclusión llega como una consecuencia lógica de las premisas. Asimismo, pueden ser argumentos de ejemplificación, de generalización, por analogía o de signos.
- Argumentos afectivos: Son aquellos en los que la idea se ve justificada a través de enunciados con una elevada carga emotiva.
Según la postura del emisor
Una persona puede encontrarse tanto a favor como en contra de una idea, por lo que se puede usar un argumento para refutarla o sostenerla. De esta manera, según la postura del emisor, se pueden encontrar dos tipos de argumentos:
- A favor: Son los argumentos empleados para sostener y apoyar una idea.
- En contra: Se emplean para refutar la idea principal del texto.
Según el contenido
En función del propio contenido de las premisas, podemos encontrar estos tipos de argumentos:
- De autoridad: En los argumentos de autoridad se recurre a citas, testimonios o comentarios que justifican la ideal y que provienen de personas expertas en el tema acerca del cual se está hablando.
- Probabilísticos: En este caso, la idea es justificada a través de proposiciones que se refieren a una probabilidad.
- De hecho: En estos argumentos son las pruebas o los resultados de otras investigaciones las que justifican la idea principal.
- De moralidad: En este tipo de argumentos se recurre a valores morales universales para justificar la idea.
- De tradición: Los argumentos de tradición se encargan de hacer la justificación de la idea a través de tradiciones o costumbres.
- De experiencia personal: En este caso, la idea principal se refiere a la propia experiencia personal del autor del texto.
- Estéticos: La idea es justificada con proposiciones que se refieren a si algo es bonito, feo…